Cuestiones asiáticas: Parte I.

Pasamos casi tres meses dando  vueltas por este rincón del mundo llamado Sudeste Asiático,  y no puedo evitar escribir sobre unas cuantas particularidades y costumbres  típicas de la gente que veíamos cotidianamente en la calle. Acerca de los curiosos (y chistosos) choques culturales que nos hacen poner las cosas en perspectiva y ver que esas costumbres que uno da por hecho como normal, costumbres que uno da por sentado “que son así”…en realidad no siempre son como creemos.

Una de ellas, y que se repite en casi todas partes, es que son amantes fervientes de la bocina. En Chiang Rai, al norte de Tailandia, el día que hicimos la visa Run, pasamos dos horas esperando en la terminal a que salga nuestro bus hacia Mae Sai. Durante las dos horas tuvimos a un chofer que estaba muy ansioso por llenar su colectivo y cada vez que bajaba gente de un bus o que simplemente pasaba por ahí empezaba a tocar bocina sin parar hasta que lo mirabas y ahí sacaba el brazo por la ventanilla «vení vení vení vení» y dale a la bocina al compás de su manito sacudiéndose en el aire.  Dos horas de reloj…no es necesario!
Lo peor es cuando vas viajando en bus, sea donde sea, los colectivos, tuk tuk o mini van tienen unas bocinas ultra fuertes y modificadas a propósito. Sobre todo los buses que aturden a todos los que pasan. Mientras estás en la ruta todo bien, el tema es cuando entras a una civilización de cualquier tipo. Ahí empieza. Le tocan bocina a todo lo que se mueve, a una moto que vaya por el mismo carril le tocan 7 veces para asegurarse de que se entere que viene alguien, y por dios en estas rutas si hay algo que sobran son motos. Los tipos se pasan el viaje dándole y dándole al “Pi! Pi! Pi! Pi!”. Es una tortura.
Otra particularidad de los colectivos es que ponen música en los viajes, sobre todo en Laos, no importa si es la mitad de la noche. Subís y a los 10 minutos te apagan la luz para que no puedas leer y para que no puedas dormir te ponen música folclórica laosiana a un volumen importante y así todo el viaje.  Una pesadilla!

Otro denominador común bastante particular, desagradable e irritante, es que todo el mundo escupe. Todo el mundo: mujeres, hombres, niños, niñas, ancianos y ancianas, todos. Y todos escupen haciendo un ruido tan fuerte, que pareciera que se tratara de una especie de competencia de a ver quién hace el ruido más fuerte. Juro que he escuchado alguno hasta a 100 metros de distancia. Lo mejor es a la mañana cuando recién te levantas y estas desayunando, que el tipo de al lado tuyo se pone a escarbarse los pulmones a ver si encuentra oro. No hace falta.
En relación a normas de convivencia en la mesa, en Vietnam la gente cuando come tiene la costumbre de tirar la basura al suelo. Dicho así no suena muy terrible, pero el tema es que hacen esto en cualquier lado y en cualquier restaurante. Y el problema no es que tiren servilletas al suelo, el tema es que comen cangrejo, mejillones, camarones, almejas y todo lo que no se come sale disparado directo de sus bocas hacia el suelo. O sea…queda clara la imagen? De repente estas almorzando muy plácidamente y al lado tuyo en una mesa de diez personas la gente no solo come haciendo un ruido exagerado si no que no paran de escupir pedazos de caparazón de cangrejo al suelo,  más los kilos de mejillones vacíos chupeteados, las servilletas, las latas vacías, y de chorrearse las peras de jugos de verduras y sopas que al parecer no saben bien como sorber sin esparcírsela por toda la cara primero.
Un espectáculo digno de presenciar.

Otro caso interesante es el del sol. Todas las mujeres a lo largo y a lo ancho del sudeste asiático se cubren del sol como si fuera mortal. En Vietnam tuvimos la suerte de conocer y viajar junto con una chica Tailandesa (Oi) que nos explicó un poco de que se tratan estas cosas. Para ellos todo lo que es blanco es puro, bueno, limpio y bello. Y a la gente que tiene la piel bronceada se las considera directamente trabajadores de los campos de arroz o pescadores y como tal: pobres, ignorantes, inferiores y feos.
Por todos lados y sobre todo en Tailandia, en los carteles publicitarios de shampoo, o de perfumes o de lo que sea, solo se ven chicas orientales súper blancas, con pieles súper irreales! En las farmacias podes encontrar decenas de productos y cremas para blanquear la piel a precios súper caros.Como resultado de esta ridícula persecución de la “belleza” las mujeres se pasan el día cubriéndose del sol, desde la punta de los dedos hasta la punta de los pies, con los 40 grados de calor que hace todos los días del año. En los cuatro países vimos esto, pero nada como en Vietnam, ahí son directamente “mujeres invisibles”.
Nuestra amiga Oi nos contó que en Tailandia (y en Laos también) hay clínicas, que de hecho las vimos pero no sabíamos de qué se trataba, donde hacen tratamientos carísimos con melanina y hombres y mujeres los pagan para blanquearse la piel mensualmente.
Es muy curioso como las mujeres occidentales se someten a cirugías para levantarse los pómulos, rasgarse los ojos, hincharse la boca y se matan tomando sol todo el año, para ser más orientales y exóticas, mientras que las chicas orientales se blanquean la piel a cualquier costo, se operan los labios para no tener bocas rellenas sino finas, se tatúan los labios para tenerlos rosas,  se operan los pómulos para no tenerlos tan altos, se cambian los párpados para tenerlos “dobles” y se cubren con camperas cerradas hasta arriba, pasamontañas, barbijos por supuesto, lentes de sol, guantes y medias de lana (con ojotas, sí) bajo el sol y el calor asfixiante del Sudeste Asiático.  El mundo no para de ser un lugar increíble, es la historia sin fin el ser humano siempre quiere lo que no tiene.
Otra cosa notable de Tailandia es que a pesar de ser una sociedad bastante tradicional y de fácil ofensa, con respecto a la vestimenta o a determinadas normas de comportamiento, es sorprendente la general aceptación que hay hacia la homosexualidad. Y lo más asombroso es que no solo hay muchísimas “lady-boys” (tan famosos en el resto del mundo por ser las más femeninas, y doy fe de ello) si no que hay muchísimas parejas de chicas, donde una de ellas es la típica chica-chico, y la otra es la chica, y súper femenina!
Como nos comentó Oi al respecto: “Aquí si una madre ve que su hijo de niño prefiere jugar con muñecas o disfrazarse de mujer,  lo deja en paz, lo deja ser libre y que sea lo que sienta”.
La verdad es que en esto Tailandia tiene mucho que enseñar  y nosotros que aprender.

Este cartel estaba en la puerta de nuestro hotel, en Bangkok, ya ven que la cosa es seria.

Este cartel estaba en la puerta de nuestro hotel, en Bangkok, ya ven que la cosa es seria.

Chica-invisible paseando por Ha Noi, Vietnam.

Chica-invisible paseando por Ha Noi, Vietnam.

DSC00998

Esta es pasar la «tarde en la plaza» para una pareja de adolescentes en Ha Noi… donde el chico le habla a una sábana viviente.

Más Ha Noi.

Más Ha Noi, Vietnam.

DSC09154

Clásico barbijo floreado asiático. Hoi An, Vietnam.

Mujeres invisibles...

Mujeres invisibles…

La que se llevó todos los premios...una mujer aparentemente vestida de fiesta que sacrifica su dignidad en público antes de  broncearse la piel.

La que se llevó todos los premios…una mujer aparentemente vestida de fiesta que sacrifica su dignidad en público antes de broncearse la piel.

Más cosas interesantes (o inquietantes) del Sudeste Asiático por venir en la parte II.

Una respuesta a “Cuestiones asiáticas: Parte I.

  1. Pingback: Cuestiones asiáticas. Parte II | Mi Mundo en Miniatura!·

Que opinas? Deja un comentario...